Inflación y deflación son dos conceptos fundamentales en la economía. En este artículo explicaremos las definiciones, los tipos, las causas y consecuencias de la inflación y la deflación. Además, veremos ejemplos y expondremos cómo se controla la inflación y las posibles soluciones para la deflación.
Índice
- 1 ¿Qué es la inflación?
- 2 Los tipos de inflación
- 3 Las causas de la inflación
- 4 Las consecuencias de la inflación.
- 5 ¿Cómo se controla la inflación?
- 6 ¿Qué es la deflación?
- 7 Los tipos de deflación
- 8 Las causas de la deflación
- 9 Las consecuencias de la deflación
- 10 ¿Cómo se controla la deflación? Posibles soluciones
- 11 Inflación y deflación: conclusiones
¿Qué es la inflación?
Seguramente hayas escuchado este término en numerosas ocasiones. Pero, ¿sabes realmente qué es la inflación? ¿Qué significa inflación en economía?
Se trata de un fenómeno económico que implica un aumento del precio de los bienes y servicios del mercado. Podría decirse que se trata de la disminución del valor del dinero (si comparamos la cantidad de productos que pueden obtenerse con el mismo dinero).
Los tipos de inflación
Según su magnitud, podemos distinguir en la siguiente clasificación 3 tipos de inflación:
⇨ La inflación moderada, que puede ser muy positiva y se da en la mayoría de los países.
⇨ La galopante, en la que los precios pueden llegar a multiplicarse por 3 en solo un año (lo cual es ya algo muy negativo para la economía).

⇨ Y la hiperinflación, que se da cuando el aumento del precio de los productos está por encima del 1000% anual. Actualmente Venezuela es de los pocos países que la sufre, y conlleva un caos económico total.
Además, podemos distinguir otros 2 tipos de inflación:
Por un lado la inflación de la demanda, que sucede cuando la demanda hacia un bien aumenta más rápido que su oferta. Esto da lugar a que el sector productivo no pueda adaptarse a ese exceso de demanda, lo cual genera una subida de precios.
Y finalmente tenemos la desinflación (que no se puede confundir con inflación y deflación). La desinflación es una disminución de la inflación, es decir, una disminución del aumento de los precios. Por tanto, la desinflación se trata de un tipo de inflación muy pequeña (aunque sin llegar a ser negativa, lo cual sería una deflación).
Las causas de la inflación
El mercado se rige por la ley de la oferta y la demanda. Si existe gran cantidad de un determinado bien, tendrá poco valor. Y si un bien es escaso, será de gran valor. Con el dinero ocurre exactamente lo mismo: si hay un gran volumen de dinero disponible, éste perderá su valor.
Por ello, una política de «imprimir billetes» lo que causa es un incremento de la inflación. Es lo que se conoce como una política monetaria expansiva (aumentar el capital disponible).
Además, otra de las causas de la inflación puede ser el encarecimiento de los recursos, lo cual produce un aumento de los costes de la producción de los bienes y por tanto una subida del precio final. Esto puede suceder, por ejemplo, por unas políticas que impidan la entrada al país de recursos más baratos (restricción del libre mercado).
Finalmente, debemos mencionar que un aumento de precios en un sector clave puede ser una de las causas que desencadene una inflación generalizada. Por ejemplo, un aumento de precio en el sector de las energías hace que todas las empresas se vean obligadas a elevar los precios, ya que se hace más costosa la producción, el transporte, etc.
Las consecuencias de la inflación.
Realmente, ¿cómo afecta la inflación a la economía? La inflación ha desencadenado a lo largo de la historia enormes desastres, especialmente cuando ha sido descontrolada (hiperinflación).
Un ejemplo de inflación en economía podemos verlo actualmente en Venezuela, donde el valor de su moneda es prácticamente inexistente. Estas consecuencias de la inflación han llevado a una situación límite donde se pasa hambre y hay unas condiciones económicas de gran pobreza generalizada.
Esto puede llegar al extremo de que el valor del dinero sea tan bajo que cueste más el papel en el que están impresos los billetes que el propio dinero.

¿Cómo se controla la inflación?
Para responder a la pregunta acerca de cómo controlar la inflación, hemos de tener en cuenta la complejidad de la economía. Muchas veces, al intentar solucionar un problema, se desencadenan unas consecuencias inesperadas que resultan hasta más perjudiciales.
Teniendo esto en cuenta y entendiendo que la economía no se puede predecir completamente, podemos observar ciertos patrones que sí tienden a controlar la inflación.
Los gobiernos, por su parte, suelen aplicar dos clases de medidas. En primer lugar, pueden disminuir la cantidad de capital en circulación. Emitiendo menos moneda se frena la pérdida de su valor.
Y en segundo lugar, se puede hacer un aumento de los tipos de interés (en los préstamos). Este aumento de los intereses consigue que disminuya la demanda y se fomente el ahorro, lo cual hace que se frene la inflación.
Ya hemos examinado los rasgos generales de la inflación pero, ¿y la deflación?
¿Qué es la deflación?
También es fundamental conocer la definición del concepto de deflación. La deflación se trata de una disminución de precios. Podríamos decir que es una «inflación negativa».
Los tipos de deflación
Existe una clasificación de 3 tipos de deflación diferentes:
⇨ Deflación histórica: este tipo de deflación se va desarrollando lentamente. Se debe al aumento continuado de la producción per cápita, es decir, de los ingresos promedio de cada persona en un país. Y para que se produzca la deflación, el valor del dinero debe mantenerse igual.
⇨ Deflación correctiva: se trata de una corrección en el precio de los productos. Tras una gran subida de precios (injustificada), la «burbuja» financiera explota y se produce una gran deflación. Entonces, se «corrigen» los precios y se vuelve a los que había antes.

⇨ Deflación inflacionaria: ocurre tras una expansión monetaria (originada, principalmente, por los distintos gobiernos). Con esta deflación los precios tienden a volver al momento anterior a la inflación. Sin embargo, el banco central suele impedirlo.
Las causas de la deflación
La deflación está motivada fundamentalmente por dos causas: una falta de demanda y/o un exceso de oferta. Ambas suponen lo mismo: hay una mayor cantidad de productos disponibles que los que se pueden vender (ya sea porque haya poca demanda o mucha oferta).
La falta de demanda
De nuevo, por la ley de la oferta y la demanda, si el conjunto de los consumidores compra menos de lo normal (baja la demanda general), los precios tienen que bajar (deflación).
El exceso de oferta
Si hay mucha oferta de los productos, éstos tienen que bajar de precio para hacer la competencia al resto y presentarse como la mejor opción a los ojos del comprador.
Las consecuencias de la deflación
Una deflación o bajada generalizada de los precios también puede ser muy negativa (igual que la inflación). Lo primero que ocurre es que las empresas se ven obligadas a reducir sus márgenes de beneficio.
A consecuencia de esto, necesariamente tienen que despedir a gente y bajar los salarios. Pero esto provoca que la población tenga aún menor capital para gastar, lo cual aumenta más aún la deflación y crea un círculo vicioso del que es complicado salir.
¿Cómo se controla la deflación? Posibles soluciones
Un keynesiano aportaría soluciones intervencionistas del Estado en la economía. Afirmaría que la mejor solución a la deflación es bajar los tipos de interés e incrementar el gasto público. Así, se consigue estimular la economía y que los precios vuelvan a subir. Esta es una de las causas para la disminución de la oferta y, con ello, de la deflación.
Inflación y deflación: conclusiones
La inflación y la deflación son dos fenómenos de la economía que, si no están controlados, pueden desembocar en verdaderos colapsos financieros.
En cambio, si se producen de forma leve y controlada, ambos fenómenos pueden suponer un estímulo y beneficio para la economía.
En cuanto a la inflación, el Banco Central Europeo quiere mantener un nivel cercano al 2% anual. Es decir, tiene como objetivo una inflación baja o moderada para mantener la economía sana.